Hoy martes se marcha para tomarse su merecido descanso una mujer muy especial. Se retira tras 27 años de servicio, de dedicación a los pequeños, de intentar que futuros árboles crezcan torciéndose lo menos posible.
Toda una vida de enseñanza, no solo a sus alumnos, también a sus compañeros. No es fácil en estos tiempos de "cada uno mirar por lo suyo" encontrar a una persona que mira siempre por los de su alrededor, sean estos profesores, alumnos o, sobre todo, su adorada familia.
Qué pocas personas de esta categoría se encuentra uno hoy en día y cuanto les queda por aprender de ella a tanto resabiado con título y oposición aprobada.
Su sombra refrescará los momentos más acalorados de aquellos que tengan la suerte de poder recordarla en activo, aunque ella seguirá en activo, pero volcada en su familia de la que se enorgullece constantemente y a la que podrá dedicarle a partir de ahora los cinco sentidos.
Su otra familia la echará mucho de menos y echará en falta a "su mamá gallina", la que las protegía, cuidaba y hacía sonreír cuando las cosas venían mal dadas.
Arturo Schmidt
Erase una vez una maestra que venía de un pueblo donde había mu güenos alfajores. Con buen talante y un gran corazón.Que siempre insistía en que lo que aprendemos aquí nos servirá para nuestra vida, para cuando seamos mayores.
Con ella, hemos aprendido muchas cosas tanto chicos como grandes, desde la canción del silencio, esa lechuza que nos dice tsss y que niños de sexto aun te la cantan y la aprendieron cuando tenían tres años, hasta la importancia del cuidado de las cosas de cada uno, de adquirir pequeñas responsabilidades o como nos trasmite esa experiencia a las compañeras y toda situación compleja parece mucho más sencilla, si pasa a través de sus ojos.
Esta maestra siempre va con tres cosas a cuestas:
Su móvil que siempre lo pierde
Sus gafas que también las pierde, tenía varios pares, unas torcidas, una de flores, una cambemba...
Su grapadora gigante bien para arreglar el corcho, poner una flor caída o decorar el escenario.
Conchita nos alegraba las mañanas con sus historias matinales, bien olvidaba las llaves del coche o bajaba la cuesta en punto muerto porque iba camino de la gasolinera en reserva o nos daba la idea que nos faltaba para decorar el escenario.
Te darìamos las gracias por muchas cosas y si a partir de hoy, ya no puedes acompañarnos en el día a día, nos gustaría que supieras lo mucho que te queremos y lo que has supuesto para nosotros.
"No he venido a decirte que soy el que más sabe
sino el que más quisiera saberte, el que sigue buscando tus ojos,
porque sabe que en tus ojos está todo lo que aquí hay que aprender"
Gracias por dejarnos volar, gracias por ser nuestro apoyo, gracias por ser nuestra compañera, amiga, gracias por tu sonrisa de complicidad y sobre todo, gracias por querernos a pesar de nuestro travieso encanto.
Cristina Soto (16-Junio-2011)