Si existe un lugar en el que el reflejo de la sociedad consumista en la que nos movemos es capaz de convivir con el arte y la tradición bien enfocada, ese es Salzburgo.
Un delicia comprar y no comprar, solo disfrutar de sus calles y escaparates, en contraste con las plazas que rezuman notas musicales en el ambiente.
Para no perdérselo.
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