martes, 13 de diciembre de 2011

Pinkie


Con el banco de un parque como casa, con la habitual y única compañía de una cerveza o un trago de whisky, sin oficio ni beneficio, con la sana intención de cruzar una palabras con algún transeúnte y siempre con una sonrisa en la cara. Quizá sea la sonrisa de la inconsciencia o de la demencia, aunque también puede ser la sonrisa del que tiene todo porque no necesita nada, no lo sé con certeza.
Seguramente ninguno lo querríamos cerca más de cinco minutos, ni jamás lo sentaríamos a nuestra mesa, sin embargo nos regala una sincera sonrisa al pasar. ¿Con cuántos individuos, supuestamente respetables y educados, nos cruzamos cada día, e incluso compartimos ascensor u oficina y nos ofrecen únicamente caras largas y de estreñimiento? Yo la verdad, prefiero coincidir con un tipo como Pimkie, que deambula por el centro de Londres.





1 comentario:

  1. Qué grande Pinkie. Un tipo simpático. Hay quien no se entera de que los saludos y las sonrisas son gratis.

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