Aunque tiene su punto tétrico, cuando se pasea por un cementerio y te fijas en las tumbas, resulta interesante elucubrar lo que hay detrás de cada lápida, la historia humana que hubo, el alma que un día fue.
En el caso de la foto no hay mucho que pensar. Lo único que hay detrás, si os fijáis bien, son cinco de Cádiz haciendo el tonto.
Te comento este post pero me entran ganas de comentártelos todos. Arturo, me encanta, me chifla cada foto y los sentimientos que vuelcas tanto en cada imagen como en los textos que escribes o eliges para ilustrarlas. Enhorabuena y ánimo, un beso
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