Mientras cientos de devotos hacían cola para besar el pie del Señor Cautivo, con la intención de que les ayude a que me mejoren sus vidas y sus problemas, o con el fin de agradecer cualquier enfermedad o problemilla que ayudó a solventar o, simplemente por tradición o superstición.
Al unísono, muchos aficionados e integrantes de agrupaciones carnavalescas hacían colas y aguardaban ansiosos la Gran Final del concurso oficial, el pistoletazo del verdadero carnaval, el callejero, o por lo menos, el que más me gusta a mi.
Muchos han pasado la tarde entre las colas y entre su devoción y afición, que en una ciudad como esta son capaces de convivir sin agredirse demasiado.
¡Que bonito es mi Cai!... Y ese Medinaceli del que soy debota y al igual que cientos de personas ayer también me postré ante él.
ResponderEliminarUn saludo,
María J.