domingo, 5 de enero de 2014

... que Holanda ya se ve


Pasando por alto la absurda letra del villancico (no sé qué tiene que ver Holanda con Oriente para ir a España o a Belén...), la realidad es que esta es la noche más maravillosa del año para aquellos que tenemos o conocemos niños en nuestras familias.
Es un tópico llamarle "la noche de la ilusión", pero la realidad es que a la hora de acostarse, cantidad de almas encerradas en pequeños cuerpos humanos rezuman nervios y sueñan por ver cumplidos sus deseos, evidentemente materiales. Por otra parte, lógico a esa edades. 
Por desgracia, muchos padres que crían en la abundancia y en la superficialidad material a sus hijos, verán convertida esa ilusión en inconformismo o decepción, incluso en indiferencia hacia el juguete pasadas 24 horas, aunque haya que terminar de pagarlo hasta Junio. Esta generación continúa generando ciudadanos que desde pequeño desprecian el esfuerzo por conseguir algo en la vida y que seguirán dándole a sus respectivos hijos "todo  lo que quieran", menos valores y tiempo juntos.
Así somos, capaces de ensuciar uno de los mejores legados de la cultura cristiana hispana, admitida como tal hasta por los modernos anti católicos (que no agnósticos respetuosos y muy respetables). Esos que prohíben a sus hijos cantar villancicos tradicionales en las escuelas por sus connotaciones religiosas y que, sin embargo, aguardan que venga Melchor, Gaspar o Baltasar con la nueva Play Station o NintendoDS, en este caso parece que sin esas connotaciones.
En fin, disfrutemos todos de esta noche ilusionante hasta el punto de estremecer y recordar cuando creíamos y soñábamos con ese amanecer y temíamos levantarnos a hacer pipí y ver a dos barbudos y un negro en el salón. Esta noche es para sentirla.
Mañana después de la última copiosa comida familiar, todo volverá a la normalidad y despertaremos.

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