Cuando la gran ciudad, la capital, se llena de visitantes del resto de España y éstos inundan lo típicos lugares ávidos de ver lucecitas, puestos de belenes, franquicias como en el resto de ciudades y el reloj de fin de año, uno sabe que se ha colado en Madrid en el puente de la Constitución.
Pero Madrid, afortunadamente no es sólo el tópico que visitan miles de aborregados ciudadanos. Madrid, cuando acaba el otoño, es eso y muchas cosas más.
Tiene arte, cultura y espectáculos para todos los públicos y bolsillos, bares y locales para todos los gustos, paladares e influencias y unos parques y paisajes de hoja caduca que despide el otoño que merecen mucho la pena.
Todo eso hace muy recomendable una visita pensada y estudiada para disfrutar de la ciudad y lo que ofrece. Pero no nos engañemos. Es una ciudad hecha para visitar, pero hay muchos sitios mejores donde vivir, por cientos de motivos.
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