Cuando Charles Dickens escribió esta pequeña obra hace 170 años, estoy convencido de que buscaba repercusión y éxito entre los contemporáneos de su sociedad. Pero lo seguro que no imaginaba ni por asomo es que se convertiría en referencia ineludible e inspiración para la tradición navideña de Occidente.
Es evidente que la Navidad existe por el nacimiento de un niño en Belén y lo que supuso esa persona y la transmisión de su vida y obras a través de los tiempos. Pero bien es verdad que los iconos navideños que nos rodean, proceden en su mayoría de la cultura anglosajona, y el pequeño relato de Dickens es imprescindible en ese sentido.