... y baja cada año, y se pone a nuestra terrenal altura, y pasa algunos días y noches a la espera de quien le quiera implorar, contemplar, adorar, agradecer o compartirle sus secretos, dolores y alegría más íntimas... Cada año parece que es igual, y puede que lo parezca, pero no lo es en el corazón de cada uno.
...y cada 21 de Noviembre vuelve a ese cielo de San Juan de la Palma a seguir admirándonos, protegiendo, alegrándose de nuestras dichas e incluso avergonzándose cuando no damos testimonio de lo que debe significar para nosotros.
pronto será Domingo de Ramos y volverá a bajar acompañada del discípulo amado.
¡Qué poco falta ya, pero verla de cerca otra vez!
Arturo, te escribí con mi mail, y no se si me habrás escrito, es que hay mail que no me están llegando.
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