En el famoso día de San Patricio, onomástica cristiana que más se celebra a nivel mundial, como es obvio no sólo por su sentido religioso (que apenas le da el origen) sino por lo que a tradición, folclore y cultura se refiere, me gustaría recordar su pais de procedencia.
En si, es la fiesta más importante en Irlanda, que nace de la conmemoración de la muerte del santo irlandés Patrick. Quizá la ausencia de cultura propia norteamericana (que en el fondo es la que nos domina e invade despojándonos de lo propio, por culpa propia igualmente) ha desencadenado que se extienda cada vez más su celebración. Todos tenemos en nuestras ciudades un pub con inspiración irlandesa que lo celebra y no me extrañaría que se convirtiera en el próximo Halloween (en el peor sentido de los hechos).
Hoy, con una pinta en la mano, todo evoca a la ultra verde, la ultra católica y ultra bonita Irlanda. Que suenen unos violines en directo y que no pare la música y el baile. Pero de verdad, merece la pena vivirlo en su verdadera esencia, no en un pub con niñatos de tu barrio vestidos de duende.
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