Desde pequeños, y por muy corta que haya sido nuestra vida hasta entonces, tenemos un pasado, un camino recorrido y que comenzamos a crear desde el momento en que nacemos. Al principio no lo decidimos y depende de otros, pero siempre deja una estela que marca a su vez el de los demás.
Hay que mirar hacia delante en la vida, pero cuando echas un vistazo hacia atrás te das cuenta de que no se pasa desapercibido en esta existencia. Que de una forma u otra dejamos huellas.
A veces al mirar atrás uno descubre que las huellas no son solitarias sino entrelazadas a las de otros con los que desde hace tiempo se comparte caminata o singladura. Y entonces la vida es mucho más hermosa y las huellas mucho más profundas.
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