Casi todo lo que nos rodea tiene una fecha de caducidad. Pocas cosas son y serán perennes durante nuestra existencia. No por pensar que algún día tenga su fin debemos dejar de disfrutarlas.
Vivamos y aprovechemos todo lo que nos rodea mientras dure, y cuando se termine nos quedará su recuerdo y de ese nos podemos seguir alimentando, sean personas o cosas.
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