No hay nada como un buen alivio, como el que te da un chaparrón en mitad de un verano tedioso y seco o como el sol que calienta el cuerpo encogido por el frío y la humedad invernal.
Ese sol que ilumina y reluce de manera más limpia, con los horizontes despejados, sin las brumas que propician las altas temperaturas y con una costa libre de playeros domingueros.
Ya habrá tiempo para anhelar la tormenta veraniega y el chapuzón. Disfrutemos del calorcito reponedor del solecito de ahora, limpio y sin alergias.
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