En estas fechas de consumismo exacerbado, de regalar por regalar, de compras inútiles, de agasajo vergonzoso a niños mal criados y de verdaderos despropósitos con las tarjetas de crédito (que a muchos le supondrá no comer el resto del mes) empieza a ser necesario aligerar espacio en los armarios y viviendas con exceso de tiestos, frutos del disloque de algún año pasado.
Así, de esta forma, podemos encontrar a potenciales compañeros de juegos de cualquier niño del mundo, abandonados en la acera esperando que su suerte la disponga un triturador de basura.
Otro reflejito de nuestra lamentable y superficial sociedad.
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