Echar un vistazo a Cádiz, mientras su desarrollo y su modernidad sigue sin salir de la bruma y la zozobra, el gaditano de siempre sigue a lo suyo. Pasando las horas mirando y disfrutando de su mar. El futuro sigue siendo simplemente una ilusión tras la niebla y hay que aprovechar el presente, que es lo único que queda.
¿No nos queda otra?
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