Cuando uno se encarama a lo más alto espera ver el lugar de origen desde otro ángulo, con otra más perspectiva más amplia y más bella. Es lo que se espera, aunque no imagines cómo se verá realmente.
Lo que a uno le deja absolutamente sorprendido es ver, hacia la otra cara, desde la cima, el impresionante paisaje que te deslumbra y que se abre ante tu presencia en infinidad de belleza y profundidad, oculta hasta entonces.
El silencio, la quietud y la pureza del aire fresco son el adorno que enfatizan la explosión pasiva de los sentidos.
Soy Mariajo, preciosa foto! besos
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