Estamos acostumbrados a ver como la fruta, la carne, en general, los productos con los que comercializamos los humanos llevan su correspondiente etiqueta, incluyendo los animales que sirven de materia prima para nuestra alimentación.
La etiqueta es una manera de definir, de delimitar algo.
¿Por qué entonces nos dedicamos también a ponernos etiquetas entre las personas?
Cuando se define y se etiqueta a alguien, no se hace más que poner límites. Pero dichos límites se los pone el definidor, no el definido.
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