Perenne

Hay cosas que, aunque pierdan la vida y alma interior, siguen presente bajo nuestros pies de manera casi eterna, evocándonos lo que un día fueron.
El mar, en su inmensidad y peligro potencial, es una fuente de belleza para nuestra mundo de tierra firme.

Domingo de piñata

Últimos tangos en la batea, últimas horas de fiesta oficial, últimas coplas al aire y niños con disfraces. Se acaba un carnaval más, otro carnaval de la crisis... y los que quedan. 

Aunque queda una oportunidad más para ese carnaval del bueno, el de las risas espontáneas, el del respeto al que canta y ganas de pasárselo bien, sin otras pretensiones que olvidar las penurias y admirarse con el ingenio que rezuma en cada esquina (no en todas, pero sí en muchas).

Ese carnaval que no va de artista y que está la pie de la gente con la recompensa de la carcajada, el aplauso o el coreo de un estribillo tiene una una última oprtunidad el próximo domingo, el de los jartibles, pero ya no será lo mismo.

Menos mal que el youtube nos rescatará lo que más nos entusiasmó y lo que no encontramos en la callejuela o plaza adecuada.

Eso sí, el olor a meao de las ovejas negras de la fiesta, empieza ya a tornar a incienso fúnebre. Cada cosa tiene lo suyo.

Siempre hay un pasado

Desde pequeños, y por muy corta que haya sido nuestra vida hasta entonces, tenemos un pasado, un camino recorrido y que comenzamos a crear desde el momento en que nacemos. Al principio no lo decidimos y depende de otros, pero siempre deja una estela que marca a su vez el de los demás.

Hay que mirar hacia delante en la vida, pero cuando echas un vistazo hacia atrás te das cuenta de que no se pasa desapercibido en esta existencia. Que de una forma u otra dejamos huellas.

Esto sí es carnaval

Papelillos al aire, niños disfrazados, familias disfrutando, curiosos y foráneos riendo y escuchando ocurrencias de mi tierra, coplas al aire, diversión a raudales, en definitiva, un bálsamo para olvidarse de la dura realidad que nos rodea.
Esto sí que es carnaval.

Mañana de Carnaval

Esto es lo que se encuentra uno después de noche de fiesta, tras la noche grande del carnaval. Mugre, orín y una ciudad atestada de basuras y sabotajes a lo común, a lo de todos que unos pocos se encargan de destrozar.
¿Qué les pasa por la cabeza a los adolescentes? Quizá nada. ¿Como se les educa? Quizá no se les enseña nada. Es época de libertades, siempre y cuando no vulnere los derechos de los demás, o eso creía yo.
Bueno, al menos hay muchos chavales que se sacan un contratito este fin de semana recogiendo la mierda de los demás.

Noche de Carnaval

Esta noche, y debido a la tradición y liturgia cristiana aunque sea paradójico, es la noche grande del desenfreno, del triunfo de la carne sobre la espiritualidad, en multitud de lugares de la cultura occidental.
En algunos de ellos, es también la fiesta del desparpajo, de lo pintoresco, de lo glamuroso o simplemente del disfraz. De, por una noche, ser uno lo que no es.
La pena es cuando se hacen dueños de una noche así los que sacan afuera lo que si son realmente. Cuando alcohólicos y drogatas intentan en buena parte del mundo apoderarse de esta madrugada de diversión y colorido, demuestra el fracaso de una civilización o una educación.
Que sea una mascarada para disfrutar con y de los otros, no amargar la vida a nadie. En eso no consiste la fiesta de la carne, precisamente.

Trasnochado

En nuestro universo de ciudad, de entorno urbano, hay cosas que solo se recuerdan en la retina por haberlo visto en la televisión o por haberselo oído como batallitas a alguno de nuestros mayores.
Quizá a pocos kilómetros de nuestros hogares, si nos salimos de ese mundillo de urbanizaciones, centros comerciales, mcDonalds y parques temáticos, encontremos localidades auténticas, encantadoras, deliciosas y que nos muestren imágenes que nos trasladen a una época ya olvidada o solo reconocida en el "Cuéntame como pasó" de Imanol Arias.

Caduco

Casi todo lo que nos rodea tiene una fecha de caducidad. Pocas cosas son y serán perennes durante nuestra existencia. No por pensar que algún día tenga su fin debemos dejar de disfrutarlas.
Vivamos y aprovechemos todo lo que nos rodea mientras dure, y cuando se termine nos quedará su recuerdo y de ese nos podemos seguir alimentando, sean personas o cosas.

Curtido

Hay huellas que la vida te van dejando marcadas. Algunos las ocultan pero otros las llevan a modo de escaparate en su rostro. No, no es un ejemplo de belleza pero seguramente para este señor no son un problema la papada, ni las bolsas en los ojos ni la caída del cabello.
Lo importante es estar ahí, pasando y disfrutando la vida, a su manera, como sabe, como puede.

Muertos de frío

Todo el mundo escondido por miedo al frío y los catarros, hace que se nos escapen de la retina escenas bellísimas. El invierno puede ser duro, pero en algunos lugares esa dureza es directamente proporcional a la belleza.

Seguid ahí, escondidos, que fuera está cayendo una "pelúa" de aúpa.