Vigilantes de piedra, estos santos, profetas o elegidos, disfrutan o sufren como la ciudad y el urbanismo crece de manera desmedida sin ningún respeto a su presencia.
Tras siglos siendo testigos mudos de tantos desaguisados, merecerían alguna deferencia.
Cierto, tenemos un patrimonio histórico tan extenso como descuidado en algunas ocasiones.
ResponderEliminarHace falta un revulsivo que sea capaz de dignificar y dar a conocer nuestro legado para que aprendamos a conocerlo, a amarlo, y a entregarlo impoluto a generaciones venideras ya que sólo somos depositarios de todo ello.