A veces la imagen más maravillosa y nuestra ansia por alcanzarla nos pueden llevar a cometer una locura que nos precipite al vacío. Debemos usar la razón, que en teoría es lo que nos distingue del resto de los animales.
Seguro que hay un camino que nos lleva hasta esa ilusión, y seguro que nos da una perspectiva diferente, mejor o peor que la que nos encandiló, pero nunca igual. Esa primera es irrepetible y, en ocasiones, inalcanzable.
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