Julián López 'El Juli' ha cortado tres orejas y ha salido por la Puerta del Príncipe tras realizar un toreo de enorme grandeza, sentido y próximo.
Ese es el titular que lo expertos desgranaron tras lo ocurrido el pasado Domingo, el de Resurrección, último día de la Semana Santa y un episodio más de la liturgia primaveral con la que Sevilla se repite todas las primaveras.
Podría describir mi reportaje con comentario taurinos, pero sería meterme en camisa de once varas. No soy ni entendido, ni demasiado aficionado, pero si he de reconocer que fue oda una experiencia, fue un espectáculo y disfruté, aunque sea difícil de entender por los detractores.
E insisto, sin entender demasiado en la materia, El Juli estío absolutamente sensacional.
Os dejo mis fotos, nada más.
Podría describir mi reportaje con comentario taurinos, pero sería meterme en camisa de once varas. No soy ni entendido, ni demasiado aficionado, pero si he de reconocer que fue oda una experiencia, fue un espectáculo y disfruté, aunque sea difícil de entender por los detractores.
E insisto, sin entender demasiado en la materia, El Juli estío absolutamente sensacional.
Os dejo mis fotos, nada más.
La faena al flojo segundo toro de Garcigrande dio cuenta de una lidia plagada de convincentes razones. El quite, en una combinación de chicuelinas y tijerillas de increíble recorrido y mando, fue todo un portento de inquietud creativa. Los largos muletazos diestros de tela arrastra y los interminables remates de pecho al buen toro de Domingo Hernández lidiado en quinto lugar poseyeron una gran categoría. La versión del natural denotó una profunda y dificilísima verdad. Remates de pecho que duraron un día. Y dos faenas con firma de autor. Dos estocadas de orejas.
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