domingo, 17 de junio de 2012

Aquellas pequeñas cosas....



Hay días iluminados por pequeñas cosas, por nimiedades que te hacen increíblemente feliz: una sobremesa con risas, un juguete de la infancia que aparece en la estantería de un anticuario, una mano que aprieta la tuya, unas palabras dulces, tu hijo que te abraza sin pedir otra cosa que un momentos de amor... He tenido la suerte en mi vida de atesorar muchos de esos momentos que, en muchas ocasiones proceden de la inocencia de un niño. Ellos sin pretenderlo consiguen sacar de nosotros lo más humano que encerramos. En los últimos meses, con mi paternidad, esos detallitos se han multiplicado pero hoy he podido experimentar uno muy especial y el responsable no ha sido uno de mis hijos, sino el personajillo de la foto.
Cuando uno se mete en un coche 3 horas, dejando atrás el fresquito costero para adentrarse en el sofocante calor del valle del Guadalquivir un fin de semana veraniego, se puede pensar que no está en sus cabales. Todo eso compensa cuando al otro lado, en pleno horno andaluz te espera gente de la buena, familia con mayúsculas con la que merece la pena compartir vivencias y que el pasado común te llena de afinidad. Con todo eso hacía que mereciera la pena el viaje, pero incluso sin eso, con las caricias y el achuchón que este pequeño ser me dedicó al despedirse de mi, de manera espontánea, si petición previa y partiendo de él mismo. El vuelco que me dio el corazón por culpa del inocente y amable gesto de un niño, que me regaló su cariño para ponerme la piel de gallina y hacerme dormir aun más feliz que cada día es y será inolvidable para mi. Feliz cumpleaños a ti y a tu hermano y enhorabuena una vez a tus padres, por el tesoro que guardáis en casa los 6.

1 comentario:

  1. Gracias, amigo Arturo, por este precioso regalo de lunes. Gracias por enseñar a mirar las pequeñas grandes cosas de la vida y por compartirlas. Un abrazo, amigo y hermano.

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