Todo se desbordó. Una semana de aniversario de una Coronación Canónica que la mayoría no sabe muy bien explicar qué es, ha desbordado lo imaginable en una ciudad en la que tanto gusta una imagen y una procesión.
Todo por ver una procesión de la Virgen de la Esperanza, la Macarena. Que explique esto un sociólogo. Que lo explique un demagogo o quizá un teólogo.
Hay quién disfrutó por puro placer artístico o curiosidad, por puro snobismo, alguno incluso porque queda bien ser "macareno". Pero cuando uno ve rostros compungidos por la emoción, ansiosos de ilusión cuando presienten el momento de verla cerca, cuando hay quien sufre durante horas por tenerla enfrente y salen satisfechos, llenos de esperanza y más felices... Qué alguien me lo explique. Que alguien me critique, cuando esa fe, esa devoción, quizá irracional solo hace bien y nunca hace mal a nadie ni perjudica a otros, simplemente da fuerzas para seguir... esto de verdad merece la pena creérselo.
Reconozco que yo sentí muchas cosas este fin de semana y en la Catedral frente a Ella y no pierdo ni un segundo darle una explicación, sólo en sentirlo y vivirlo, pensando en ser mejor y en tener siempre esperanza en esta vida
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