sábado, 2 de noviembre de 2013

Difuntos


Desde el principio de los tiempos rendimos culto a los muertos. Es como si ese misterio o superstición, quizá la esperanza en que el ser que conocimos siga con nosotros nos llenase de ilusión mezclado con temor.
Hoy es el día en que recordamos a todos ellos dentro de nuestra tradición y, aún más, en la religión predominante en nuestra cultura. Hoy no es día de invasiones de calabazas, hoy es día de llevar flores al ser que nos falta, de tenerlo presente de recordarlo, en definitiva. Pero ¿por qué todo lo que gira en torno a la muerte es tan tétrico, oscuro o triste?

Entiendo que echemos de menos al que ya no está con nosotros. Pero el que se queda ¿a qué le teme?
Si las creencias nos dictan que pasamos a un estado mejor, un "cielo" en el que pertenecer toda la eternidad no habría motivo para resistirse o sufrir un miedo atroz. Si, por el contrario, no tuviéramos creencias o fe alguna y pensamos que después de esto no hay nada (y teniendo en cuenta el panorama para la mayoría de la población), tampoco habría por qué asustarse.
Es incongruente, pero es inevitable a su vez, no querer saber nada de la muerte y resistirse a ella. Lo que es totalmente irresponsable de un modo u otro es el no aprovechar la vida, que pasa de largo sin darnos cuenta óy jamás vuelve. 

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