Cuando hay días en que el se alcanza el cielo y la felicidad, en esos momentos en que se comparte esa sensación, que compartida es más bonita o es la única manera de que lo sea, y parece que se puede hasta tocar el Sol, nos debe quedar una lección: no es día ni un momento que fue y ha pasado.
Tiene que ser nuestra referencia y nuestra guía para el camino en común. Con el esfuerzo de ambos, la esencia y la luz de ese día puede estar presente entre nosotros por muchos años. Al final de toda la parafernalia, cuando todo el glamour y la elegancia decaen siempre nos queda nuestra pareja, que es la que nos iluminó realmente y nos hizo estar allí.
A disfrutar siempre.
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