jueves, 28 de febrero de 2013

La hembra maldita


Siempre he pensado que la mujer, la hembra del ser humano, tiene un halo de divinidad que la hace especialmente admirable. Creo que son seres celestiales, con virtudes inalcanzables para el varón, incluyendo la paciencia y la resignación para convivir con algunas desventajas. Como por ejemplo una debilidad física que la ha puesto a merced de vejaciones y abusos a lo largo de la historia.

Esto no significa que no existan otro tipo de mujeres, seres humanos deplorables que usan las desgracias y el drama, en forma de mentira,  que si sufren otras, como herramienta para destruir al hombre que estuvo a su lado. Esa que actúa como la viuda negra de la foto, que atrapa a su pareja y la destruye con las peores artes e inmorales tretas, merece todo mi desprecio. Me hiere especialmente que ensucien el nombre de la hembra humana, escogida por la naturaleza para el mayor de los privilegios, como es la maternidad.
Hoy en día, no es políticamente correcto decir que hay denuncias falsas, no suman en estadísticas oficiales, como lo hacen los atentados o asesinatos a manos de unos varones bárbaros, pero también son tragedias. O no es una tragedia vivir con el estigma de que la calle te sentencie como un maltratador por una acusación desde el despecho, la venganza o el interés? Eso también son desgracias, que no deben restar importancia a la violencia física de un hombre, pero que debe también erradicarse y denunciarse.
Negar que eso existe va en contra de todos, de hombres y mujeres, de nuestra sociedad y de las generaciones futuras.

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