Las actividades que realizamos en nuestro tiempo libre pueden ser un indicador de nuestro nivel de felicidad o desdicha, según un nuevo estudio realizado por sociólogos de la Universidad de Maryland. Analizando datos recopilados a lo largo de los últimos 30 años, los investigadores han llegado a la conclusión de que las personas que no son felices pasan más tiempo viendo la televisión, mientras que las personas que se describen a sí mismas como felices dedican más tiempo a leer y a socializarse. Los detalles se publican en la revista Social Indicators Research.
Según el sociólogo John P. Robinson, coautor del trabajo y pionero en los estudios sobre el uso del tiempo, ver la televisión es una actividad pasiva que suele actuar como vía de escape. “Los datos sugieren que el hábito de ver la televisión puede ofrecer un placer inmediato a expensas de sufrir malestar a largo plazo”, dice el investigador, que añade que
Hay ciudades del mundo que, además de por su valía artística o encanto, te encandilan por la luz de sus edificios, de sus calles, monumentos o de sus puestas de sol.
La singularidad de Londres es que, además de tener todas esas cualidades para engancharte, tiene un poder único para atraerte y engancharte en sus penumbras y sombras.
Puede ocurrir que, aunque el sol suela brillar sobre nuestras cabezas, en el momento más inesperado, el cielo se vuelva plomizo.
Cuando los nubarrones se ciernen sobre nosotros debemos saber resguardarnos y, a su vez,
En la acometida de grandes empresas en la vida, no resulta en absoluto sencillo sacarlas adelante en solitario. El empuje de una referencia familiar, de un amigo leal y sincero o de una pareja fiel, cómplice y con el mismo objetivo en el horizonte.
La suma de esa fuerza y de esa fidelidad y compromiso son garantía, si no de éxito asegurado, si de superar cotas insospechadas.
Soy de los que piensan que las normas están para respetarlas, o al menos están hechas para que todos juguemos con las mismas reglas y oportunidades.
Hay otras reglas, las que impone la sociedad moralista y falsa, la que es de lengua fácil y afilada que suele mirar con ojos recelosos al que no siga sus pautas.