El progreso y la civilización son el principal enemigo de nuestro planeta y nosotros, los humanos, nos estamos esmerando en destruirlo poco a poco.
Sin embargo, a poco que la dejamos, la fuerza de la naturaleza nos da lecciones cada vez más a menudo. En igualdad de condiciones nos da muestras de su poder, incluso ante las máquinas más perfectas diseñadas por el hombre.
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